jueves, 5 de febrero de 2015

Carta de amor

Fue el perfume de tu piel lo que percibí aquel día. El aire golpeaba los árboles sacudiendo las hojas secas que caían sobre mí, la dulce vista amarilla, seca del otoño me recordaba a ti. Encendí un puro, como cada tarde en aquel parque. Me encontraba contemplando la fuente, como niño pequeño deseaba lanzar una moneda para pedir un deseo, ¿cual? El volverte a ver. Desde el día de tu muerte amor, me había dedicado a vivir por ti, había guardado mis ropas, quitado el maquillaje de mi rostro y me había puesto aquel traje negro que solías llevar a tu trabajo. La verdad es que no soporte tu muerte, no podía dejar morir al hombre que ame toda mi vida. La dulce brisa de ese día me recordó las tardes donde caminábamos por el parque, me abrazabas, te abrazaba, solías contarme historias increíbles, relatos, leyendas, eras todo lo que un día llegue desear, un buen mozo, todo un caballero. Los días sin ti me parecían tan fríos, pero sentía tu abrazo al ponerme tu ropa, tu sombrero, tus zapatos, vivía por ti. El día de tu muerte, cuando llegue a casa del supermercado, te encontré sentado en el sofá, creí que te habías quedado dormido y ya era tarde para ir a tu trabajo, quise despertarte dulcemente con suaves besos, pero no lo hiciste, habías muerto, sentado tranquilamente en tu sofá favorito, frente al televisor, con ese traje negro. No podía creer que habías muerto, por un momento perdí la razón, bese cada centímetro de tu piel, te hice el amor por ultima vez, quería traerte a la vida, pero no puede, no pude amor. Después de tu funeral, sentía como el aroma de tu cuerpo se desvanecía poco a poco de nuestra casa, ya no había quien me abrazara por las noches, ya no estabas mi cielo. No podía dejarte morir, no podía. Así pasaron quince largos días sin ti, y mis ojos no paraban de llorar, me había fumado quince puros por ti, contemplando la fuente como tú solías hacerlo. Y es que mi amor, la vida sin ti ya no tenia sentido, murió contigo algo dentro de mi que me impedía ver el cielo, solo quería estar contigo, lo iba a hacer, no sin antes hacer todo lo que prometimos juntos. Ese día había preparado una tarta de fresa y una parrillada. Era nuestro aniversario numero cuatro. Recuerdo que puse la mesa, dos platos y dos copas, prendí tres velas y acerque el champagne, serví en tu plato un poco de comida al igual que en el mió y abrí el champagne, te serví y me serví, por un momento me sentí estupida, triste, estaba cenando sola en nuestro aniversario, habías muerto y no sabia si estar enojada o triste por ello. Al terminar la cena, serví un poco de tarta y ahí fue cuando sucedió, un fuerte mareo domino mi cuerpo y sentí desmayarme, como pude tome el teléfono y le llame a mi hermana. Ya sabes amor, que siempre que sucedía algo, como por costumbre le llamaba a ella y no a ti, en ocasiones te molestaba, pero no era algo que te hiciera enfurecer, de hecho nada lo hacia, eras tan tranquilo y paciente conmigo que parecías un príncipe sacado de un cuento de hadas. Mi hermana contesto y se asusto un poco cuando le dije lo que había pasado, no tardo ni cinco minutos al llegar a casa. Siempre quise tener una casa cerca de mi hermana, es la única persona que me queda de mi familia, aunque vivir aquí te hacia quedar un poco lejos de tu familia, siempre te dedicabas a complacer mis caprichos, todo lo hacías por hacerme feliz y era algo que admiraba de ti. Cuando llego mi hermana yo me encontraba sentada en tu sofá, como pude tome fuerzas para hacerlo, ella llamo inmediatamente a emergencias y me llevaron al hospital. ¿Recuerdas amor aquel día que me caí cuando me enseñabas a andar en bicicleta? La verdad es que si me dolió el golpe, pero tu te veías tan preocupado y me decías tanto “-Yo tuve la culpa, yo tuve la culpa-“que por un momento olvide el dolor y comencé a reír, eras tan tierno en ocasiones, que nada de lo que vivíamos me parecía real, era como un sueño, un maravilloso sueño. En el hospital, un doctor me examino y no encontró razón por la cual había tenido ese desmayo, pero decidió hacerme unas pruebas para estar completamente seguro de mi salud. Mi hermana preocupada, notaba la tristeza en mis ojos aun por tu muerte, cuando el doctor salio de la sala, no pude resistir derramar unas lagrimas y decirle a mi hermana que ese día era nuestro aniversario. Ella me abrazo y me dijo que todo estaría bien, que tú me cuidarías siempre, como un ángel guardián. Eso me recordó aquel día, cuando te conocí en la secundaria, eras el típico chico nuevo, atractivo, y yo no pude dejar de mirarte desde la primera vez que te vi. Para mi suerte, habías tocado en una clase conmigo, teníamos que hacer una obra y a ti te toco ser el príncipe, a mí la princesa. Uno de tus diálogos fue ese “-Siempre estaré ahí para protegerte, OH amada mía-“y nos besamos por primera vez, claro, para una obra, quien diría que te casarías conmigo amor.
Al cabo de dos horas, el doctor volvió a la sala, me pregunto que si como me sentía y me dijo que había encontrado el motivo de ese pequeño incidente. Tuve miedo, lo acepto, pero sea lo que sea que me dijese, bueno o malo, en ese momento no impedía mis ganas de estar contigo de nuevo, quería morir, de alguna manera ese día, en nuestro aniversario, estar contigo de nuevo amor. El doctor me sonrió y me desconcerté un poco, me dijo que el motivo de mi desmayo es que tenía alrededor de dos semanas de embarazo. En ese momento no lo pude creer, no sabia si reír o llorar, no sabia que hacer, habías muerto, pero dejaste en mi algo de ti, un hijo, producto de tanto amor. En pocas palabras, no me dejaste morir, querías que viviera, me dejaste el regalo más hermoso y no pude evitar reír con unas lágrimas en mis ojos.
Quien diría mi cielo que hoy en esta tarde de otoño, contemplo esta fuente, tu fuente favorita con nuestro hijo a lado, le puse tu mismo nombre, nació varón, y le encanta venir acá, ya aprendió a decir mama, y le enseñe a decir papa, cada vez que le enseño una fotografía tuya te dice papa, le digo siempre que venimos aquí que este era tu lugar favorito para leer, quisiera que lo vieras amor, se parece tanto a ti, espero que un día sea como tu, como el hombre que ame, que amo, el mejor hombre que tuve en mi vida, tu.

Con cariño. Tú esposa.

Poco es tanto

Le quite el abrigo negro y pude sentir el miedo impregnado en su cuerpo. La tibieza de su aliento me lleno el rostro al acercar mi cuerpo a ella.

El escote de aquel vestido negro me dejo mirar el principio del bulto de sus senos que roce con delicadeza. Me sentí realmente enamorado de aquella figura, de aquel cuerpo temeroso pero lleno de deseo.
Coloqué mi mano en su nuca, debajo de ese cabello que llevaba suelto y puse mis labios sobre los suyos. El beso duro casi una eternidad y fue ella quien le puso fin al clavar sus dienten en mi boca, deje caer lentamente mi sangre en su cuello, me aparté y sin más abrió su vestido y sonreí perversamente.
Tire de su cabello para acercar mi boca a su oído, y entonces le susurre su destino a la vez que mi sexo acariciaba su sexo, ella sabia que merecía aquel castigo, que tenia que soportarlo.
Su respuesta fue un gemido que endulzo cada centímetro de mi. Apure la velocidad de mi cuerpo, arañe sus costados y apreté sus caderas con fuerza, anuncio su orgasmo como un lamento que me supo a gloria y que a mi me hizo descargar todo mi deseo sobre ella.

Estirpe de sangre.

Clávame una espina
vierte veneno de albas en mi piel
duermeme y despiertame
caminemos juntos sobre el rió de una noche perpetua
invoquemos nuestras almas a la luz de una luna

hazme tuyo, dame de beber sangre de vida
me haz dejado seco, vacío
me tienes olvidado aquí donde tu luz no llega
me haz olvidado en el camino desierto y yo vivo de ti
¿Donde estas?
Escúchame llamarte.


Te siento

Logro volar sobre el hielo que cubría esa alma
cubrir de flores una pasión extinta
con un suspiro darle vida a mi vida
y formar en ella mil lunas que alumbren mil noches a su lado.

Sonreír al mar de un corazón moribundo
caminar sobre su marea baja
tocarle, darle vida

Navegar queriendo encontrar su destino
y así conquistar cada centímetro de mi.

Me robas aliento, me das la vida...

Relatos

Un rayo de luz cruza mi mente nublada de recuerdos
quemando los demonios del pasado para darme paso a la vida.
Formé círculos de amor
creí que no sobreviviría a esto, a ella 
a su perfume infinito de lirios que ahora cortan mi piel
y dejan correr la sangre que alimentaba su ego
Cierro mis ojos y dejo correr las ultimas lagrimas,
lagrimas que alguna ves caían en sus piernas
para darles paso a mi alma de niño
lugar donde ya no tiene espacio la sombra de ese amor hiriente
La sobra de sus besos se fue en la tormenta, con el viento
dejando pasar la luz del sol para abrir mis ojos a la vida.
Aun a si, la pasión de mis besos queda olvidada
porque ella se llevo lo mejor de mi
porque me ha dejado muerto.

No voy a caer

Cierro los ojos para ver mas allá de este oscuro cielo
nubes blancas traspasando las fronteras de esta mente adormecida
que me lleva mas allá de un sueño profundo
escapando de una realidad absurda
para toparme con lo mas profundo de mi

Un ser inconsciente capaz de ver y escuchar
estrellas fugases en una tarde nublada
larvas comiendo las yemas de mis dedos
y un corazón que hace tiempo dejo de latir.

Me pudro, me asfixio, me muero.
¿Es esto lo que estoy buscando?
Desvanecerme entre la niebla
caminar borrando las huellas.

Olvidarle, tan solo olvidarle
saborear como se escapo entre mis manos
tirarle y pisarle
llorarle hasta la muerte y tener lastima de mi....

Hace tiempo deje de sentir
No voy a caer.

lunes, 2 de febrero de 2015


Aprenderás que nunca se le debe decir a un niño que sus sueños son tonterías, por que pocas cosas son tan humillantes, y sería una tragedia si se lo creyera, porque le estarías robando la esperanza al mundo.